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Vacunarse contra el herpes zóster podría reducir el riesgo de sufrir demencia

Un estudio poblacional constata que recibir la inyección disminuye la probabilidad de un diagnóstico de demencia en un 20%

Vacunarse contra el herpes zóster
Enrique Alpañés

Una decisión de política sanitaria tomada en Gales en 2013 creó las bases para un experimento natural de grandes dimensiones. Y este puede haber demostrado ahora que una vacuna puede reducir el riesgo de demencia. El estudio se publica este martes en la prestigiosa revista científica Nature, pero empezó a tomar forma hace más de una década, cuando la escasez de vacunas contra el herpes zóster hizo que las autoridades galesas limitaran su uso a los ancianos que tuvieran menos de 80 años. Esto creó una enorme base de datos de pacientes, vacunados y no vacunados, que podría demostrar una teoría emergente. La que defiende que los virus que afectan al sistema nervioso pueden aumentar el riesgo de demencia.

En 2020, un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford empezó a analizar los historiales médicos de más de 280.000 ancianos galeses, y comparó a aquellos que habían recibido la vacuna con los que no lo habían hecho. Vieron que uno de cada ocho adultos mayores, que para entonces tenían 86 y 87 años, había desarrollado demencia. Pero la prevalencia entre quienes habían recibido la vacuna contra el herpes zóster era un 20% menor. “Fue un hallazgo realmente sorprendente”, afirma Pascal Geldsetzer, médico y autor principal del estudio. “Esta enorme señal protectora estaba ahí, se miraran como se miraran los datos”.

Los datos se miraron teniendo en cuenta las tasas reales de vacunación —solo la mitad de la población que cumplía los requisitos recibió la vacuna— y centrándose en ancianos con prácticamente la misma edad, nacidos con una semana de diferencia. El estudio es relevante por lo robusto de sus conclusiones, pero no ha sido el primero en formularlas. Investigaciones anteriores habían relacionado esta vacuna con tasas más bajas de demencia, pero tenían un importante sesgo, explica Geldsetzer: Las personas que se vacunan también tienden a preocuparse más por su salud de formas que pueden afectar a la aparición de demencia.

“Nuestro estudio adopta un nuevo enfoque y, por tanto, aporta un nivel de evidencia muy diferente”, señala el experto. La política sanitaria de Gales ofreció un escenario muy similar al que se daría en un ensayo aleatorio, pero con un número de participantes mucho mayor. Y puede ser incluso más grande. Otros países desplegaron la vacuna contra el herpes zóster de manera similar. En España, por ejemplo, se empezó a vacunar en 2022 a todo aquel ciudadano que cumpliera 80 años, descartando a los que entonces tuvieran más edad. Geldsetzer confirma que su equipo “ha visto el mismo efecto protector en otras poblaciones”, pero esto no se ha analizado a fondo el presente estudio.

El experto asegura que los efectos protectores de la vacuna son “sustancialmente mayores que los de las herramientas farmacológicas existentes para la demencia”. La más prometedora se llama lecanemab. Los resultados de un ensayo clínico muestran que este medicamento reduce el deterioro mental en un 27% en los pacientes con alzhéimer, pero podría estar detrás de la muerte de dos personas. En cualquier caso, es un fármaco para paliar sus efectos, no para evitar su aparición.

La demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo y se calcula que cada año aparecen diez millones de nuevos casos. La falta de avances en la prevención o el tratamiento ha hecho que algunos investigadores estén explorando otras vías, como el papel de ciertas infecciones víricas. Y ahí es donde aparece el herpes zóster.

Se le conoce como culebrilla y es una infección vírica que produce una erupción cutánea. Está causado por el mismo virus que causa la varicela: el varicela-zóster, que después de manifestarse en la infancia, permanece latente en las células nerviosas de por vida. Y puede reactivarse y causar un doloroso tipo de herpes cuando las personas están inmunodeprimidas o alcanzan cierta edad. Se estima que entre los 50 y los 90 años una de cada tres personas presentará en algún momento un episodio de esta enfermedad.

Pero, ¿cuál es el mecanismo que lo conecta con la demencia? “Cada vez hay más estudios que demuestran que los virus que se dirigen preferentemente al sistema nervioso y que hibernan en él durante gran parte de la vida pueden estar implicados en el desarrollo de la demencia”, señala Geldsetzer. Erradicar el varicela-zóster acabaría con esta posibilidad. Pero además hay un segundo mecanismo subyacente. “Las vacunas pueden tener efectos sobre el sistema inmunitario más amplios que la mera provocación de la respuesta de anticuerpos para la que han sido diseñadas”, señala Geldsetzer, con lo cual no es descabellado pensar que puedan tener beneficios para otras enfermedades.

Alberto Ascherio, profesor de epidemiología en la Universidad de Harvard y ajeno a la investigación, se muestra especialmente optimista. “Este es un estudio valioso, el más riguroso que ha sido publicado hasta la fecha sobre este tema”, asegura en un intercambio de mensajes. Por eso, explica Ascherio, “es importante y urgente investigar más, esto podría tener un impacto enorme sobre la salud pública”.

El estudio señala diferencias en el efecto que esta vacuna puede tener en hombres y mujeres, ofreciendo a estas una mayor protección frente a la demencia. “Esto podría deberse a diferencias sexuales en la respuesta inmunitaria o en la forma en que se desarrolla la demencia”, explica Geldsetzer. Las mujeres tienen, de media, una mayor respuesta de anticuerpos a la vacunación. Se sabe que ellas generan más inmunidad contra la gripe que los hombres tras ser vacunadas y esto también se vio claramente en las últimas fases de la pandemia de covid.

“Por otro lado, también sabemos que tanto el herpes zóster como la demencia son más comunes en mujeres que en hombres”, añade el experto. Según la fundación Alzheimer España, la prevalencia de las demencias en nuestro país es de un 11,1% para las mujeres y un 7,5% para los hombres. Estos datos podrían explicar por qué la vacuna protege mejor a las mujeres, pero los investigadores no han sido capaces de probarlo de manera contundente.

El presente estudio abre la posibilidad de investigar una nueva vía para reducir la incidencia de la demencia, una enfermedad muy extendida y cuya investigación no termina de cristalizar en un tratamiento efectivo. Pero no deja de ser eso, una posibilidad. El equipo de Geldsetzer ha observado a nivel poblacional patrones en todas las poblaciones que han vacunado a sus mayores de forma arbitraria. “Pero lo que realmente necesitamos para convencer a la comunidad médica es un ensayo clínico”, explica el experto. Esto podría terminar de demostrar su prometedora hipótesis. Además de señalar interesantes variables, como cuál sería la edad ideal para administrar esta vacuna, maximizando sus efectos protectores. El mismo estudio, en sus conclusiones, señala que “si estos hallazgos son realmente causales, la vacuna contra el zóster, será mucho más eficaz y más rentable para prevenir o retrasar la demencia que las intervenciones farmacéuticas existentes”. Pero para confirmarlo es necesario seguir investigando.

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Sobre la firma

Enrique Alpañés
Licenciado en Derecho, máster en Periodismo. Ha pasado por las redacciones de la Cadena SER, Onda Cero, Vanity Fair y Yorokobu. En EL PAÍS escribe en la sección de Salud y Bienestar
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