Botellas de agua, alimentos no perecederos, medicamentos, documentos personales, dinero en efectivo, linternas, una navaja suiza, una radio con pilas por si caen las comunicaciones o hasta unas cartas para distraerse. Estos son todos los elementos indispensables para resistir 72 horas que se saca del bolso la comisaria europea de Preparación y Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib. Lo hace en un vídeo distribuido en sus redes sociales para presentar el plan comunitario de preparación ante otra pandemia, una catástrofe natural o incluso un ataque armado dentro de las fronteras europeas.
La comisaria europea de Preparación y Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib, habla durante la presentación del plan de preparación de la UE
La Comisión Europea quiere que el continente esté preparado para apoyar a los Estados miembros en caso de crisis graves, anticiparse y reaccionar con rapidez. El texto es duro: Europa “se enfrenta a una nueva realidad”, marcada por la incertidumbre y los riesgos, desde la invasión rusa en Ucrania a los ataques híbridos o al impacto del cambio climático. “Debemos prepararnos para incidentes y crisis intersectoriales a gran escala, incluida la posibilidad de una agresión armada, que afecten a uno o varios estados miembros”, apunta el plan europeo, que sin embargo, en su versión final, ya no incluye la mención de una agresión armada “en un futuro cercano” como describía en un borrador previo.
"> #Preparedness Strategy.“Ready for anything” — this must be our new European way of life. Our motto and #hashtag. pic.twitter.com/fA1z8ZvMDA— Hadja Lahbib (@hadjalahbib) March 26, 2025 ">
Lo más llamativo de la propuesta europea es esta petición a los hogares de ser capaces de resistir los primeros tres días de una eventual emergencia habiendo almacenado bienes esenciales como agua, comida, medicamentos y otros servicios básicos hasta que llegue la ayuda exterior. Fuentes comunitarias explican que quieren unificar los criterios para crear unas líneas guía con los Estados miembros, porque el nivel de preparación es muy diferente según cada país. “Queremos combinar las mejores prácticas existentes”, apuntan. Por ejemplo, citan el ejemplo francés: desde hace unos días el Elíseo ha publicado un manual de instrucciones para reconocer el sonido de una sirena o crear un “kit de supervivencia” con seis botellas de agua potable por persona, linternas, un botiquín de primeros auxilios, alimentos no perecederos como conservas, arroz o pasta y una radio a pilas, para seguir las informaciones de la actualidad si caen los servicios de comunicación. No es algo que corra mucha prisa, sin embargo: las líneas guía no estarán lista hasta el 2026.
El kit de supervivencia sugerido por la UE
Pese a la gravedad de las advertencias, en Bruselas hoy no ha faltado un toque de humor. La comisaria belga incluso ha bromeado durante la rueda de prensa de presentación diciendo que tiene todo lo que necesita en casa, “los ingredientes para cocinar pasta puttanesca”. Luego, en sus redes sociales ha publicado este vídeo –con un tono muy relajado– sacando de una mochila todo lo que considera necesario después de haber viajado mucho para conocer las otras experiencias de otros países. “Queremos evitar movimientos de pánico como durante la pandemia, con la gente que iba a las tiendas a por papel higiénico”, ha remaracado Lahbib, que admite que el nivel de alarma es muy diferente según la situación geográfica de cada país. “No es lo mismo en Finlandia, que comparten frontera con Rusia, que en España, Portugal o Grecia, más preocupados por los incendios forestales”, ha reconocido.
La reacción ciudadana
“Queremos evitar movimientos de pánico como durante la pandemia, con la gente que iba a las tiendas a por papel higiénico", remarca la comisaria
El plan europeo va más allá de esta reacción rápida a corto plazo. También habla de diseñar un marco para mejorar la cooperación entre los entes civiles y los militares, ya que se necesitarían mutuamente en caso de un desastre natural o incluso de un ataque armado. Propone organizar campañas y actividades para promover la preparación de la población, incluyendo la creación programas para que se enseñen en las escuelas o la organización de jornadas de prevención de crisis en las empresas. Además, plantea dibujar unas guías para almacenar los productos básicos, planificar las crisis y medidas para proteger las personas, los animales y las propiedades en momentos críticos; o mejorar los sistemas de comunicación públicos durante estos episodios o promover programas de voluntarios para que los jóvenes se impliquen más ante eventuales desastres.
Los funcionarios comunitarios recuerdan que la UE se ha enfrentado en los últimos años a todo tipo de calamidades, desde la pandemia del coronavirus a fuegos forestales o terribles inundaciones de Valencia. Pero sin embargo, está claro que es la creciente amenaza rusa, con la invasión en Ucrania y el aumento de ataques híbridos, desde ciberataques a sabotajes en el Báltico, lo que pone a Bruselas en guardia. “Vemos cada vez más presión de Rusia, esto cambia la fotografía entera”, indica una fuente comunitaria. Con el paraguas de seguridad de Estados Unidos cuestionado, cuando Donald Trump y su equipo dejando claro que no piensan acudir al rescate de Europa si hay un incidente de seguridad en este lado del Atlántico, hace falta aumentar la prevención.
La amenaza rusa
“No queremos causar alarma pero debemos ser claros sobre la escala de los desafíos a los que nos enfrentamos”, indican fuentes comunitarias
El plan de preparación llega al mismo tiempo que los Estados miembros están trabajando para llevar a cabo un aumento drástico del gasto militar. La Comisión Europea, preocupada por los desplantes de Trump y por la creciente presión del Kremlin, pretende que la inversión en Defensa alcance más del 3% del PIB de cada país y por eso ha propuesto movilizar hasta 800.000 millones de euros, la mayoría de ellos a través de los presupuestos nacionales dando manga ancha en las reglas fiscales. Aunque todos los gobiernos están de acuerdo en la necesidad de aumentar más el gasto en defensa, en algunos países más alejados de la amenaza rusa este nivel de urgencia está costando más de digerir. "No queremos causar alarma pero debemos ser claros sobre la escala de los desafíos a los que nos enfrentamos”, indican las fuentes comunitarias.
