Política

Trump y el regreso del pesimismo

Las elecciones siempre brindan la posibilidad de que los votantes puedan premiar o castigar al gobierno por su gestión en diversos temas. Una de las principales expectativas de la representación sostiene que los candidatos o partidos políticos hacen promesas a los votantes durante las campañas electorales y, en general, las cumplen después de las elecciones [si tienen la oportunidad de hacerlo]. Especialmente la economía juega un papel importante en las evaluaciones de los ciudadanos. Según el llamado voto económico, los ciudadanos usan la economía para informar su voto, votando por [o castigando] a los mandatarios según el estado de las condiciones económicas.

Como muchos países del mundo, los Estados Unidos enfrentaron un aumento de la inflación después de la pandemia de COVID-19, lo que hizo que la economía y la inflación se convirtieran en los problemas principales para los ciudadanos en el año electoral de 2024. Aunque la economía era fuerte en términos de diversos indicadores al final del mandato de Joe Biden, los estadounidenses no lo percibían debido a los altos niveles de inflación– a pesar de que este nivel bajó, llegando a alrededor del 3% hacia finales de su mandato. Según las encuestas [y en las urnas], la mayoría de los votantes estadounidenses creía que el republicano Donald Trump manejaría la inflación mejor que Kamala Harris, la candidata presidencial demócrata. Trump, por su parte, hizo de este tema el centro de su campaña y ganó las elecciones.

Aunque la inflación ha bajado, los precios siguen altos. Desde enero de 2025, Trump se ha enfocado en temas ajenos —e incluso contrarios— a las prioridades ciudadanas, como desmantelar el gobierno federal e imponer aranceles, en lugar de abordar las preocupaciones económicas. Según las encuestas, los estadounidenses no priorizan los aranceles ni el déficit comercial, y piensan que los precios encarecerán aún más. En cuanto al papel del gobierno federal, la gran mayoría de estadounidenses quieren que se expanda programas e instituciones del gobierno federal en vez de recortarlos. De hecho, la única agencia en que más del 30% de los estadounidenses desea recortes es en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, dirigido por Elon Musk. El único punto en que las acciones del presidente coinciden con las prioridades de una gran parte de los estadounidenses es en el tema migratorio. Mientras una gran parte de la población estadounidense considera que la política migratoria de Trump es demasiado dura, la mayoría de la población aprueba de su gestión en esta temática.

En cuanto a los dos principales problemas para los estadounidenses —la inflación y la economía—, Trump no ha cumplido con sus promesas electorales, y las medidas adoptadas parecen ambiguas frente a las preocupaciones ciudadanas. El descontento comienza a hacerse notar en las encuestas: el optimismo inicial tras su victoria y sus promesas de campaña se ha desvanecido en los últimos meses. Además, las acciones del gobierno han provocado protestas en los 50 estados el fin de semana pasado. La política arancelaria ha cambiado casi a diario en las últimas semanas, generando incertidumbre y, posiblemente, acercando al país a una recesión económica. Por lo tanto, el nivel de aprobación general de la gestión de Trump ha disminuido, especialmente en materia económica. Mientras que en su primer mandato Trump contaba con un 4% neto de aprobación en este ámbito a estas alturas, ahora registra un -10%.

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Es más, tras un breve periodo de optimismo en torno a la elección de Donald Trump, el pesimismo económico ha regresado al nivel en el que se encontraba anteriormente. La mayoría de los estadounidenses [53%] cree que la economía está empeorando, en comparación con un 19 % que opina que está mejorando. La implementación de aranceles genera aún más pesimismo: el 80% de estadunidenses espera un aumento de precios en los próximos meses, y esta expectativa varía poco según la identificación partidista. La mayoría de la población considera que los aranceles perjudicarán su situación económica personal, la economía de Estados Unidos y la de otros países, así como la imagen del país en el exterior. La narrativa del presidente se centra en recalcar que todo mejorará eventualmente y en atribuir los problemas a la administración anterior.

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Una de las ideas centrales de la representación democrática es que los mandatarios atiendan los problemas más importantes. La economía y su percepción son claves para evaluar la gestión del gobierno. Aunque muchos estadounidenses empiezan a notar que Trump no promoverá una agenda que coincida con las prioridades de los ciudadanos, aún falta ver si esto impactará en las elecciones intermedias. La investigación politológica sugiere que, en contextos de alta polarización, la mala gestión económica no siempre lleva a un cambio político. En estos contextos, la polarización dificulta asignar responsabilidades y reduce la disposición a castigar al partido en el poder.

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Theresa Kernecker
  • Theresa Kernecker
  • Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Nevada, EEUU, y Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca, España. Obtuvo su doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Viena. Su trabajo está publicado en Legislative Studies Quarterly, Party Politics, Política y Gobierno, y Journal of Elections, Public Opinion and Parties.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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