El Gobierno evita sancionar a la cofradía malagueña que en 2024 procesionó con símbolos franquistas

El 23 de marzo de 2024 la Cofradía del Santo Cristo de la Clemencia y Santa María Madre de la Divina Providencia, conocida como El Mutilado, procesionó en Málaga durante el Sábado de Pasión portando un estandarte con referencias franquistas. El hecho fue denunciado por Con Málaga y por la Subdelegación del Gobierno ante la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. Un año después, el Gobierno no ha iniciado ningún procedimiento sancionador. Este sábado, la Cofradía volverá a procesionar, y ha anunciado que ha recuperado para la ocasión unos estandartes con los misterios dolorosos que no sacaba desde hace medio siglo.
“A fecha de hoy [3 de abril de 2025], no se han recibido instrucciones para iniciar el procedimiento sancionador y, por tanto, no ha recaído resolución del Secretario de Estado”, señala el director de coordinación administrativa y relaciones institucionales del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática (por vacante del director general de Promoción de la Memoria Democrática) en una resolución obtenida por este medio a través del Portal de Transparencia.
La respuesta detalla que en abril de 2024 se recibió un escrito del Subdelegado del Gobierno en Málaga, acompañado de un informe policial, sobre lo que había ocurrido durante la salida procesional de El Mutilado, así como copia de una denuncia de Con Málaga, por si los hechos pudieran “ser constitutivos de una de las sanciones” contempladas en la ley. Sin embargo, la respuesta de la Secretaría de Estado explica que no se llegó nunca a impulsar el procedimiento, sin aclarar si eso ocurrió porque se consideró que los hechos no encajaban en la ley o por otro motivo. Tampoco se especifica quién debería dar las “instrucciones” que no se recibieron.
La cofradía de El Mutilado, históricamente ligada a veteranos de guerra del ejército golpista, procesionó con un estandarte que incorporaba un bordado del águila de San Juan de unos quince centímetros, en el que podía leerse “Una Grande Libre”, lema de la dictadura, y la inscripción “Franco 18 de julio de 1936”, fecha del golpe de Estado con el que comenzó la Guerra Civil. También contenía la inscripción “mutilado de guerra por la patria”. Algo similar había ocurrido el año anterior.
La Ley de Memoria Democrática recoge como infracción muy grave “las convocatorias de actos, campañas de divulgación o publicidad que por cualquier medio de comunicación pública, en forma escrita o verbal, en sus elementos sonoros o en sus imágenes, inciten a la exaltación personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra o de la Dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial, cuando entrañe descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares”.
En cuanto a los “elementos contrarios a la memoria democrática”, la norma se ciñe a “edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública” o referencias del callejero.
Lemas de la dictadura
La inacción del órgano encargado de velar por el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática y el silencio respecto al caso contrasta con el notable revuelo generado aquellos días.
En su momento, la Cofradía trató de desvincularse de lo ocurrido, subrayando que había trabajado “varias décadas en la actualización, restauración y adecuación de su patrimonio con el fin de ceñirlo, de manera exclusiva, a lo estrictamente religioso”, y excusándose en que gran parte de su patrimonio data de una época en la que esa simbología era casi obligada. “Cuentan con más de tres cuartos de siglo de antigüedad, correspondiendo tanto en diseño, como en iconografía y en técnicas, a aquellos propios de esas décadas. En la actualidad figuran tan sólo como elementos patrimoniales e históricos, sin ninguna simbología más allá de la religiosa”.
Diversos representantes políticos e institucionales condenaron el hecho en las horas siguientes a la procesión. El grupo municipal Con Málaga lo denunció y el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, anunció que se había abierto un expediente informativo, con la intención de remitirlo a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. “En los tiempos en los que estamos no se puede permitir que se muestran símbolos franquistas y que se vulnere la ley”, dijo a la SER. “No tiene sentido que en el país que vivimos, y en estos tiempos, nadie muestre símbolos y más en un acto expresamente religioso. Va en contra de la ley y actuaremos en consecuencia”.
También la Asociación Recuperación Memoria Histórica pidió una intervención de la Secretaría de Estado. “Procesiones que exaltan la dictadura. Estamos seguros de que la Secretaría de Estado de Memoria Democrática no hará dejación de sus funciones y sancionará debidamente la exaltación del franquismo de la Cofradía del Mutilado de Málaga. ¡Franquismo nunca más!”, escribió en X.
Fuentes de la Secretaría de Estado explican que el asunto se llevó a Fiscalía, y deslizan que esa vía es más efectiva que una posible sanción administrativa. Pero tampoco en Fiscalía saben nada.
Millán-Astray, hermano mayor
La cofradía debe su nombre popular al Cristo que procesiona, al que le faltan las piernas. También a su propio origen: la primera imagen de la Hermandad fue un Crucificado que sufrió destrozos en sus extremidades inferiores durante los asaltos y quema de templos tras el golpe de Estado que desencadenó la guerra civil.
Los fundadores de la cofradía aprovecharon esta circunstancia para integrar a mutilados del bando franquista en 1939. Nombraron hermano mayor efectivo al general José Millán-Astray y su primera salida ocurrió el Jueves Santo de 1939. El fin de la dictadura, en 1976, provocó también que dejara de procesionar, aunque en 1992 convocó varias reuniones entre mutilados del bando franquista y del republicano con el objetivo de la reconciliación. En 1995, la Agrupación de Cofradías decidió desagruparla, debido a su negativa a devolver las piernas a la talla, ya que la imagen de un Cristo sin piernas no puede, en teoría, ser venerada. Pero en 2019 decidió restaurar su Cristo reponiéndole las piernas, con el objetivo normalizar su situación y de salir nuevamente durante la Semana Santa. Así lo hace desde 2022.
La situación del año pasado reavivó la polémica en torno a la talla. “El Mutilado” jamás debió ser restaurado, para que sus piernas destrozadas por el odio marxista sirvieran de perpetua memoria del genocidio cristiano que perpetró del Frente Popular“, tuiteó Luis Felipe Utrera Molina, hijo del ministro-secretario general del Movimiento y abogado de la familia Franco. ”Un privilegio y un honor portar el estandarte junto a mis compañeros de la Cofradía del Santísimo Cristo Mutilado (por los correligionarios del odio, la izquierda española, la de “arderéis como en el 36”), escribió Francisco Javier Olea, portador del estandarte y delegado de Solidaridad, un sindicato afín a Vox, cuyo concejal municipal Antonio Alcázar dijo no ver “ningún problema”.
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