La UE va a enviar tropas voluntarias a Ucrania. Sus líderes serán los responsables de la continuidad de la guerra. Este despliegue puede provocar una guerra mundial. Rearmar a Europa costará 800.000 millones de euros. La propuesta de los Veintisiete de elevar el gasto de Defensa deja al Gobierno español sin socios y al borde una elecciones que no se convocarán. Veremos qué hace Pedro Sánchez. La izquierda se va a echar a la calle.
Enrique Santiago, secretario general del PCE, cree que la UE enriquecerá a las multinacionales de armas de EEUU. Antonio Maíllo recuerda que el movimiento por la paz y contra la OTAN está en el origen de IU. Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha llamado al presidente del Gobierno del que ella formó parte «señor de la guerra» y ha añadido que lo que se invierte en gasto militar se quita en gasto social.
Hasta ahora los americanos han demostrado paciencia respecto a los europeos, y más hacia los españoles, con las marchas a Torrejón. La OTAN prohibió en 1986 el uso del espacio aéreo para un ataque a Libia. Escribió Hans Wilhelm: «La OTAN era una alianza para el buen tiempo, una alianza a la carta». Hasta que llegó Trump alistándonos, humillándonos, insultándonos, sacándonos el dinero, aunque también parece traer una salida a la guerra.
Una de las últimas cumbres de la OTAN se celebró en el Museo del Prado, a pesar de la resistencia que los españoles han demostrado hacia la organización atlántica. Ahí está el presidente Zapatero sin moverse de su asiento al paso de la bandera estadounidense y otros signos de rebeldía ante la OTAN. Sánchez, entre 30 jefes de Estado, cambió el discurso coincidiendo con las manifestaciones que exigían que los gastos militares se destinen a escuelas y hospitales. La pinacoteca que exhibe los fusilamientos de Goya y La rendición de Breda mostró a los comandantes de los ejércitos los desastres de las guerras.
La izquierda podemita, que gobierna con el PSOE, exige el desmantelamiento de la OTAN. Dice que el Gobierno se somete al imperio, y no acepta el gasto en Defensa del 2% del PIB. El mando aliado exige el 3%, con el 5% en el horizonte. Además de cambiar su relato, el PSOE tendrá que admitir que una sociedad sin soldados para defender su democracia está condenada a su desaparición.