El mundo ya es un lugar más caro: surgen las primeras tensiones de precios de la nueva era Trump
El presidente ha despilfarrado en unas semanas el optimismo económico que generó su victoria. El pesimismo crece entre los hogares y las empresas, que esperan una nueva crisis inflacionista inminente
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La llegada de Donald Trump al poder generó un clima de optimismo económico en Estados Unidos. Las empresas pensaron que su visión liberalizadora del mercado quitaría trabas al crecimiento económico y, al mismo tiempo, confiaron en que nunca llegaría a aplicar las medidas proteccionistas. Se equivocaron. Lo que eran buenos augurios se ha convertido en desánimo a medida que la inflación empieza a resurgir y la incertidumbre se apodera de los agentes económicos.
"El optimismo observado entre las empresas estadounidenses a principios de año se ha evaporado, reemplazado por un panorama cada vez más sombrío, de mayor incertidumbre, estancamiento de la actividad comercial y aumento de precios", explica Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence, la empresa que elabora mensualmente las famosas encuestas PMI.
Los resultados de este sondeo muestran un rápido repunte en los costes de los insumos en Estados Unidos, en especial del sector manufacturero, que están subiendo a un ritmo que no se veía desde los meses posteriores a la invasión de Ucrania. En concreto, en febrero sufrieron el mayor aumento de los costes desde octubre de 2022. Las empresas atribuyen este incremento a los aranceles, pero también a subidas de precios por parte de los proveedores.
Hasta la fecha solo han entrado en vigor los aranceles del 10% a China y del 25% al acero y aluminio. Pero los proveedores están elevando sus precios aprovechando que las empresas están dispuestas a pagar ahora un sobrecoste para tener stock de insumos acumulados antes de que empiece la guerra comercial. Si Trump pensaba que la economía era inmune a su metralleta de anuncios arancelarios, ya se está dando cuenta de que no era así. La economía siempre es vulnerable a la incertidumbre política, sobre todo si llega con la intensidad del actual presidente. Los consumidores también se preparan para lo que está por venir. El IPC en EEUU escaló al 3% en enero, el dato más alto desde junio. Sin embargo, en ese momento todavía no habían comenzado las tensiones inflacionistas de Trump. "Muchos consumidores parecen preocupados por la vuelta de una alta inflación este año", señala el informe de resultados de la encuesta mensual que elabora la Universidad de Michigan.
Los consumidores esperan que la inflación escale por encima del 4% en los próximos meses. Sería el ritmo de subida de precios más intenso desde abril de 2023. "El aumento en las expectativas de inflación es anticipatorio: los consumidores se están preparando para un resurgimiento de la inflación que aún no se ha materializado", explica Joanne Hsu, directora de la encuesta.
El ciclo inflacionista que se está gestando es de oferta y no de demanda. Esto es, no es consecuencia de un consumo desmesurado, sino de costes crecientes en la producción, provocados por los aranceles. Esto explica que las tensiones de precios comiencen afectando a los costes de producción. Pero los consumidores están predispuestos a asumir unos precios al alza, lo que facilitará más el proceso inflacionista.
Pero hay otro cambio muy relevante en las expectativas de los consumidores: creen que Trump provocará un ciclo inflacionista duradero, que se extenderá incluso más allá de su mandato. En concreto, el sondeo mide la previsión de inflación media a 10 años vista y los resultados son los peores en tres décadas. Los consumidores creen que la inflación anual media hasta 2035 será del 3,5%, casi el doble del objetivo de la Reserva Federal.
La inflación, que fue el gran problema que laminó la popularidad de Joe Biden, ha borrado ya el optimismo inicial que generó Trump. Las expectativas de crecimiento de los hogares, que repuntaron tras la victoria de Trump en las elecciones, han caído ahora hasta el nivel más bajo desde noviembre de 2013, hace casi un año y medio.
Un mundo inflacionista
La inflación no solo ha mostrado su cara en Estados Unidos. Todo el mundo empieza a ver señales preocupantes. La encuesta de S&P a empresas europeas también muestra un rápido incremento de los costes de los insumos. Los precios están aumentando al ritmo más rápido en dos años. "El último aumento de los precios de los insumos fue el más rápido desde abril de 2023 y estuvo por encima de la media de la serie", explica la agencia.
Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en EEUU, las tensiones de precios en Europa se concentran en el sector servicios. El coste de los insumos está aumentando a un ritmo más moderado. Una señal inconfundible de que EEUU está sufriendo un shock inflacionista específico provocado por las políticas de Trump.
Los mercados de materias primas también están experimentando una subida de precios, lo que tarde o temprano se trasladará a los consumidores. Uno de los indicadores más importantes, el índice de materias primas de Bloomberg, subió esta semana hasta su nivel más alto desde julio de 2023.
La mayor parte de metales se han encarecido cerca de un 10% en lo que va de año, impulsados por el temor a los aranceles. El oro ha subido un 12%; el cobre, un 9%, y el aluminio, un 7%. También las materias primas alimenticias están en plena escalada. El café se ha encarecido un 25%; el azúcar, un 11% y el maíz y el trigo, un 7%.
Es cuestión de tiempo que las tensiones inflacionistas en los mercados internacionales acaben llegando a los bienes y servicios consumidos a pie de calle. El optimismo generado por la llegada de Trump y su visión pronegocios se ha desvanecido rápidamente, dando lugar a un escenario de preocupación en empresas y consumidores, con la inflación amenazando en el horizonte. La encuesta de PMI muestra que la actividad en el sector privado ya casi no está creciendo.
"Las expectativas para el próximo año en EEUU han caído, desde ser las más optimistas de los últimos tres años a situarse entre las más sombrías desde la pandemia", escribe el equipo de S&P. Trump empieza a observar que sus amenazas no solo generan una reacción en los medios de comunicación, también en el ánimo de los agentes económicos. Menospreciar el efecto de los espíritus animales (aunque Keynes no sea su economista favorito) puede llevar al descarrilamiento de su presidencia.
La llegada de Donald Trump al poder generó un clima de optimismo económico en Estados Unidos. Las empresas pensaron que su visión liberalizadora del mercado quitaría trabas al crecimiento económico y, al mismo tiempo, confiaron en que nunca llegaría a aplicar las medidas proteccionistas. Se equivocaron. Lo que eran buenos augurios se ha convertido en desánimo a medida que la inflación empieza a resurgir y la incertidumbre se apodera de los agentes económicos.